Elizabeth Torres, Bogotá, Colombia, 1987.

Elizabeth Torres, escritora y poeta

Elizabeth Torres. Foto de Katy Bechard

Poeta, artista visual, tejedora de mundos. Directora de la revista Red Door Magazine,  Elizabeth es ponente o jurado de series comunitarias de lecturas y convenciones culturales dentro y fuera de los Estados Unidos. Co-directora del proyecto Neverstop y vocalista de la banda The Electric Set, es además autora de 17 libros, entre ellos «Preguntas sin Respuesta», premio al mejor libro en poesía por la Cámara Colombiana del Libro, «Anatomía de La Arcilla Incoherente», «Edad de Sol» y «Street Light Visions» publicado por Honda Nómada Ediciones, México 2012. Reside en NY desde el 2007.

Poeta en Residencia de Kean University donde estudió Medios y Cine, destacada en  el programa «Young People Who Rock» y «Headline News» de CNN, «Primer Impacto» y Despierta America» de Univisión, entre otros programas. Ganadora del premio Live Your Life de American Eagle Outfitters y del primer lugar en el concurso de poesía Spirits in the Words de Daimler Chrysler.

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Poemas Recientes

ya aprendí a ser río
para que guardes tu colección de piedras

ya aprendí a vestirme de oveja
pero también a afilar mis colmillos
a hablar del viernes como altar
donde descansan todas las penas
a depositar mi confianza en pequeños ataudes
para que no se note la catástrofe
a guardar detrás de los párpados
las verdaderas razones
por las que prefiero recorrer de noche
las calles donde hubo amor.
a contar al revés, como en caída
con listas en los bolsillos
para que no nos encuentre la muerte
sin pan, sin ajo, sin jugo de naranja,
sin detergente para lavar los días
sin crema de dientes
sin dientes.

ya me acostumbré a invertir plegarias
sólo en deidades de papel o arena
que saben deshacer sus templos cuando fallan
y jamas se atreverían a morder.

ya aprendí a ser marejada
cántaro, sed, tsunami,
sé un silencio certero como ojo de huracán
pero también
sé averiar mis barcos al borde de una flor.

si jugamos al escondite y sigues contando
si al leerte las manos te dieron la ruta equivocada
si en este poema ves un pozo
y se te antoja beber de él
ten paciencia

voy aprendiendome y dejando esquirlas
por si sigues en mi perdida
y aunque el bosque más cercano
aún no sepa mis nombres
recuerdo cómo rendirme
a sus pies.

III

pienso en las cosas triviales que salvan el barco
por ejemplo,
las botas de cuero negro que llevaré por los próximos 7 años
el insulto hecho con la mano izquierda cuando el que pasa te roba la dignidad con los ojos
la toronja que se muerde y se resbala de la garganta hasta el ombligo
el articulo donde me enteré que todo el dinero de Betty Page va a la sagrada cuenta bancaria de Lord Jesus
El incienso que arde sobre
la muerte que arde
sobre el amor que ya no.
Vacías, desabridas, poco interesantes, no son importantes,
huecas, rancias, inertes, absurdas, blandas, feas, liquidas,
pero salvan.

predicción:
fuimos escalando la noche
dejando palomas en los techos
nuestro el fuego, nuestras las apariciones,
nuestras las sábanas y sus náufragos,
nuestra la invitación de la arcilla
la insistencia de los brazos en aferrarse a las islas
nuestro el vertigo de la ropa
cayendo desde el cuarto piso
te acuerdas?

nuestro el miedo
de que un día lleguen los cazadores y se lleven todas las palabras
qué haremos entonces
qué haremos

tengo veinticuatro años y entiendo las predicciones Mayas
tanto como las diapositivas del neurólogo
pero sé encender faros
por si quieres llenar cántaros
dale de beber a tu sombra
a ver si reconoce
te he llamado, te he llamado,
te he llamado,
pero mi grito no recuerda tus nombres
dime dónde guardas las máscaras que te quitas
cada vez que decides reinventarte
se las das a los pájaros?
se vuelven parte de tu jardín?
si son como la cáscara de las cebollas
si son como la cáscara de los espejos
si son de marfil o de piedra
si saben volar o romperse
si dejan de creer o tienen fecha de expiración
si los gatos las persiguen
si saben a limón o a sandía
si son gaviotas o peces
si son reciclables
las sacas a pasear?

tengo veinticuatro años y catorce inviernos en los ojos
como cuchillos van bailando los fantasmas que fui
pero tampoco saben mis nombres.

señor de los cuatro vientos
señor de la desnudez y el presagio
señor de la sed del vino blanco
señor de las edades de sol que se vuelven para mirar por la ventana
cómo dos mujeres se deshojan
señor de los volcanes y la memoria
señor de la boca que es vasija
señor me desaparezco y ahora soy de hielo
de espuma, de temblor, de agua
pero siempre fui de agua.
ya vuelvo,
voy a derramarme
se hunde el barco,
se hunde.