Una de las últimas fotos de Gabriel García Márquez en Marzo 6 del 2014

Una de las últimas fotos de Gabriel García Márquez. Marzo 6 del 2014

Luego del fallecimiento del gran Nobel de literatura colombiano y gracias a la explosión instantánea de las redes sociales, se ha hecho «viral» una poética carta de despedida de Gabriel García Márquez.

Aunque el poema es atractivo y conmovedor, su calidad literaria no corresponde a la de un escritor de la talla de Márquez. En tono de despedida especula amargamente sobre las cosas que el autor haría si Dios se olvidara que es «una marioneta de trapo» y «le regalara un trozo de vida». Luego desarrolla una serie de versos y paradojas sencillas alusivas a la nostalgia y esperanza de ser cada vez más humanos, utilizando los mejores recursos de la literatura de auto ayuda.

Supuestamente Márquez escribió el texto  como una despedida en mayo del 1999, cuando tuvo que afrontar tratamiento contra el cáncer y los rumores de su inminente fallecimiento.

Aunque falso, el escrito apócrifo, fue difundido especialmente en Latinoamérica, por correo electrónico llegando incluso a publicarse en algunos periódicos como de su autoría. En una breve introducción, el texto indicaba que el Nobel lo había enviado a sus amigos al enterarse de que «su grave enfermedad se había recrudecido». Sin embargo, el propio García Márquez, quien lo leyó en la versión electrónica del diario La República del Perú, desmintió la supuesta autoría del texto. «Lo que me puede matar es que alguien crea que escribí una cosa tan cursi», dijo al respecto el autor colombiano.

El asunto de la carta quedo olvidado luego de su relativo éxito y solamente en ocasiones algunos lo enviaban a relacionados como «el último poema de García Márquez». Pero ahora con su muerte y el poder de difusión de las redes sociales el poema se ha vuelto viral.

García Márquez en su encuentro con Mofles y Welch

García Márquez,  Mofles y Welch

El poema fue escrita por el abogado y ventrílocuo mexicano Johnny Welch y  publicado en 1996  en su libro «Lo que le he enseñado a la vida». Firmado por Don Mofles (su marioneta), en su versión original, finaliza explicablemente así: «Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo». Pueden leer el original en la página web de su autor. De acuerdo a Welch, en una tarde de junio del 2001, Márquez y Welch conversaron y bromearon acerca del poema que los había unido.  El premio Nobel le comunicó al ventrílocuo que su poema le había dado la vuelta al mundo y había sido traducido a varios idiomas.

Esta es la versión difundida en las redes sociales:

Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera. Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.

Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.

A los hombres les probaría cuan equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.

A un niño le daría alas, pero le dejaría que el solo aprendiese a volar.

A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.

Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres… He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.

He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.

He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrá de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

Trata de decir siempre lo que sientes y haz siempre lo que piensas en lo más profundo de tu corazón.

Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.

Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, te diría “Te Quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.

Siempre hay un mañana y la vida nos da siempre otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.

El mañana no lo está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si mañana nunca llega, seguramente lamentaras el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo.

Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles, “lo siento” “perdóname”, “por favor”, “gracias” y todas las palabras de amor que conoces.

Nadie te recordará por tus nobles pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos.

Finalmente, demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan”.