martin-adanRafael de la Fuente Benavides, fue nombre de este limeño cuya importancia en la lengua lo sitúa entre los mayores creadores de este siglo. Su obra se destaca por su hermetismo y profundidad metafísica. De la Fuente Benavides, un hombre culto y políglota, es considerado uno de los grandes representantes de la literatura vanguardista latinoamericana y junto a César Vallejo, y uno de los poetas más importantes en el panorama de la Literatura Peruana Contemporánea. Su vida está cargada de romanticismo que raya en el borde de la leyenda.

Desde su origen en el seno de una aristocrática familia limeña el 27 de octubre de 1908, su temprana genialidad descubierta por la crítica desde muy temprana edad, la oposición del escritor a ser objeto público y su reclusión en sanatorios y su vida de recia bohemia; su lenta destrucción por el alcoholismo, así como la dificultad de su poesía y inaccesibilidad de sus textos, lo hacen un objeto fascinante de estudio.

Como estudiante del Colegio Alemán, uno de sus maestros, el español don Emilio Huidobro, al descubrir su potencial le encamina por el mundo de las letras, comenzando a escribir poesía a los 14 años. A los 16 publicó La Casa de Cartón, una novela poética, proustiana y vanguardista, caso sorprendente en el Perú de aquella época donde continuaban vigentes los modelos modernistas del cuento. Ese libro lo marcaría toda su vida. Sus primeros poemas irreverentes y lúdicos sorprenden a la crítica más avanzada por su dominio de la métrica tradicional, sobre todo del soneto clásico

A finales del verano de 1927 en la revista Amauta, donde colaboraba, surge el seudónimo que llevará toda su vida. Martín como un homenaje al mono de la teoría de la Evolución de la Especies de Darwin, y Adán como el primer hombre de la creación.

Ingresó a San Marcos y cursó estudios en las Facultades de Letras y Derecho. En 1938 obtuvo el grado de Doctor en Literatura con su tesis De lo barroco en el Perú.
 Durante algunos años prestó servicios en la sección legal del Banco Agrícola. Posteriormente, por encargo de la Biblioteca Central de la Universidad de San Marcos, inició la elaboración de un Diccionario Crítico-bibliográfico de la Literatura del Perú.

Caracterizado por su espíritu bohemio y una vida desordenada y singular con crecientes dificultades económicas y sumida en el alcoholismo, Martín Adán opta por apartarse de la vida cotidiana y vivir en una clínica de reposo donde residió hasta su muerte en 1985. Allí recibió su nominación como miembro de la Academia Peruana de la Lengua (1956) y el Premio Nacional de Literatura (1974), pero antes en 1946 y en 1961 ya le habían conferido el Premio Nacional de Poesía. 
A fines de la década 50 y los inicios de la década 60 se dice que paraba bebiendo cerca del Parque Universitario, ciertas veces en el «Palermo».

Pasó la mayor parte del tiempo internado por decisión propia en un manicomio y cada vez que salía, también por que se le antojaba, porque ya era hora de salir, iba directo a los bares cuyo cobijo abandonaba para volver a internarse en el manicomio. En esa dinámica la literatura seguía existiendo pero adoptaba otra forma, dominada por una intensidad que no le hacía espacio sino como apéndice de una vida demasiado cerrada sobre sí misma. Hasta los años ’50, Adán publicó algunos libros de poesía que iban siendo cada vez más herméticos con el avance de la esquizofrenia que, junto con el alcoholismo, se preparaba para devorarlo por entero. Desde esa fecha aproximada hasta el final de sus días no volvió a publicar pero nunca dejó de escribir. ¿Pero dónde escribía ?

Cuentan que se lo veía borracho en alguna cantina de mala muerte, escribiendo en servilletas o en libretas negras o en la platina de las cajetillas de cigarrillos ; en cualquier superficie de papel cuando lo atacaba, de pronto, la poesía” La cronista argentina Leila Guerriento investigadora y quien escribió su perfil para la obra Los Malditos, dice que  «Martín Adán escribía por una necesidad casi enfermiza de escribir.   No había ningún orden en lo que hacía. No pensaba en un libro cuando lo hacía; simplemente lo hacía. La poesía podía ser un acto inútil, pero no dejaba de ser un acto necesario. Como alimentarse, por ejemplo».

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«Aloysus Acker » ‪

(Martin Adan )‬

 ¡ Muerto !….

En cuanto miro, no veo
Sino tu nariz de hielo.

¡ Qué estado perfecto ! …..
¡ Como si Dios creara de cierto ! ….
¡ El no nacido, el no engendrado, muerto !….

Flores, lágrimas, candelas,
Pensamientos,
Todo demás, todo demás;
Como el deseo….

En mi ardida sombra de adentro,
Real como Dios, por modo infinito
Y sensible, yaces, muerto :
Yazgo muerto.

Y por ti no llora el perro;
Y por ti no aulla la madre;
Y por ti calla y no se enjuga el sepulturero.
Y ninguno es más sordo,
Y ninguno es más ciego,
Y ninguno es más ninguno, más yo mismo, sin tú alguno,
Que tú, el hallado, el rehallado,
El perdido, yo o tú, si no es el tiempo,
Y siempre, y siempre, y nunca
El tú que soy y que es el sino,
El hermano mayor, el hermano pequeño….

Y he de ser el vivo,
El muerto.
¡ Como seré vivo,
Tú muerto !….

El que compra la casa,
La que vende su cuerpo,
El, ella, es el otro,
Ninguno sin mí, el quedado
O el ido en la redor del ciego…..

Pero ya cavaré – ¿ para qué ?….- la fosa en lo más hondo
De mí, en lo más tierno,
En lo más ciego,
A donde no baje mi aliento,
A donde la voz no haga eco,
Adonde sólo yo
Baje, muerto.

Dios seguirá ganándome, de lejos,
Con ardid y con seño
De humano, como que es; y el acontecimiento
Seguirá con dolor; y de misterio;
Y nacerá el hijo;
Y nacerá el nieto;
Y la mosca zumbará en el verano;
Y la lluvia mojará en el invierno.
Me sobresaltaré en mi lecho.
Corregiré y publicaré mi verso.
Lavaré mi cuerpo.
Iré el domingo a la playa del mar,
A mirar la ola y el bufeo.
Escribiré en papel del Estado
Lustros: ” Conste por el presente documento…..”
La rosa abrirá. Matarán al Cristo.
Mas en la casa del muerto,
¡ Ay !, en la casa del muerto,
Allí donde vive el muerto,
Allí donde no es ninguno y soy el muerto
Y es el vivo y el solo y el triste y el eterno,
Allí sólo ocurren
La penumbra y el presentimiento
De Dios y de su día,
Sin noche y sin objeto.

*****

” Muchas conjeturas se han tejido alrededor de ´Aloysius Acker ´, el poema de Martín Adán que fuera destruido por su autor. El fragmento que se publica ha sido reconstruido sobre la base de una copia que del poema obtuviera, antes de su destrucción, Luis Valle Goicochea “

Todo lo ignoras porque eres de piedra

– Martin Adan –

Todo lo ignoras porque eres de piedra,
Todo lo ignoras porque es otro el día;
Todo lo ignoras porque es otro el río
Y sigue siendo así todavía.

Nada es realidad sino de enfrente,
Y con mi mano encima, encallecida.
¡Cuando tú sepas por qué fue la ojera,
Cuando tú sepas lo de mi camisa,
Cuando lo sepas todo, piedra noble
Si lo sabes, piedra caída!

Vivían todos porque ya vivían
¡Que todo caiga, Piedra!
Todo reviva,Todo sea,
La otra vez, el tiempo
El tiempo de minúscula e idea,

Este cuerpo de estar
Y de amor de belleza
¡No reparar en rima, Todo sea del pie a la cabeza!
¡Toda la letra que no se interpreta
Todo será en un día,

Mi sudor de verano,
Y mis pies sucios,
Y mi vida por de fuera
Todo lo que no soy y que me viva
Ya lo sé, yo enfermo de mi primavera!