Cuentos locos es una pieza  escrita «a varias manos» por periodistas del Diario la Prensa de Nueva York.

La idea surgió una noche de cierre, dice Jacqueline Donado,  encargada del proyecto y también uno de los autores. ”Luego de terminar el periódico y siguiendo la dinámica de la redacción, para distraerme, escribí un cuento corto de una historia, que me había contado horas antes un amigo; de allí surgió La Cama’’.

”Para llamar la atención de uno de mis compañeros y romper el hielo que causa el estresante momento del cierre del periódico, le mostré el cuento que acaba de terminar de escribir… y a partir de ese momento, surgió todo… cada uno hizo lo suyo, y el efecto dominó terminó siendo Cuentos Locos’’, explica Donado.

Al lado de ‘’La Cama’’, aparecen otros relatos de periodistas encerrados en ese mundo fantasmagórico de la redacción que, al decir de los más veteranos, se trata de “parir un hijo cada 24 horas…’’.

Los títulos, por sí solos, generan la expectativa que merece  el libro. ‘Ariel y yo; El Tigre; Era un ladrón de corazones; La sopa cibernética; El loco; El Niño y el papalote; La cama; Hora de Cierre; La Madama de los Pedos’’, un ejercicio de imaginación por los que sienten y palpitan el concreto vivir del cierre de una edición periodística, Gonzalo Aburto; José Acosta; Manuel Avendaño; Carlos Fernando Bedoya; Luis Cañarte, Mario Concha, Jacqueline Donado, Juan Fernando Merino y Julio César Paredes.

Ellos son de República Dominicana, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela, una muestra del diverso cosmos latinoamericano de las personas que viven en esta ciudad. Periodistas, que viven y se contagian con la noticia; que andan con la agonía en la mano cada vez que les corresponde cerrar una edición, cuando la rotativa ya no de espera sino para que llegue la última página y empiece la edición matinal del periódico del día siguiente.

Son ‘’CUENTOS LOCOS’’, como han titulado la obra, escrito por periodistas idem, cuya capacidad de trabajo está a prueba las 24 horas del día, editando, corrigiendo, gritando de vez en cuando las cosas no están saliendo como se espera. Pero cuando en la redacción “el músculo duerme”… es entonces cuando aparece como un escape la creatividad de este puñado de latinoamericanos que hacen de sus textos, algo para recordar.