d94b64f2-d20e-401c-b18a-3f48cd8f79a8_W_00960

La escritora chilena radicanda en California, Isabel Allende lanzará a comienzos del 2014 su nuevo libro “El juego de Ripper” una nueva novela de Isabel Allende, publicada por Plaza y Janés y que puede reservar en Barco de Papel.

Tras La isla bajo el mar(2009) una novela histórica situada en el Haití del XVIII y El cuaderno de Maya, una historia de superación y adicción a las drogas, Allende nos sorprende con el cambio de género con su nueva historia de suspenso e intriga criminal.

ripper-esAmbientada en el San Francisco de 2012, El juego de Ripper nació tras ver jugar a su nieta Andrea y a sus amigos a un juego de rol llamado en ingles Jack the Ripper (Jack el destripador). “El avatar del juego es 1880, Londres. Mi historia transcurre en San Francisco, en 2012”, cuenta la escritora a el diario chileno La Tercera.

“La novela parte con unos niños jugando ese juego de rol, luego se desarrollan una serie de historias relacionadas entre sí, como las cajas chinas”, relata. “Pedí que se conserve el título para su traducción al español, porque destripador es muy feo”, señala a el diario. El escenario de la novela es San Francisco, California, Estados Unidos. “El libro es muy actual. Todo transcurre en 2012. Ni antes ni después”, dice.

Cinco niños son los protagonistas “que empiezan a resolver una serie de crímenes que suceden en la ciudad”, adelanta Isabel Allende, quien entregó el original de Ripper a su agente, Carmen Balcells, en diciembre pasado.

Uno de esos protagonistas, Amanda, es la nieta del inspector jefe de la policía de San Francisco y suele jugar con su abuelo a descifrar crímenes reales, pero un día se ven atrapados en el maquiavélico plan de un asesino en serie.

Según cuenta la autora, fue su agente quien le propuso que escribiera un policial con su marido, William Gordon, autor de novelas en el género. La escritora recién había cerrado la promoción de su exitoso libro “El cuaderno de Maya” y decidió intentarlo: invitó a su esposo, el también escritor Willie Gordon, a poner manos a la obra. “Willie escribe novelas policiales y decidimos que haríamos una juntos. ¡El trabajo duró 24 minutos! Y comprendimos que nos íbamos a asesinar”, dijo jocosamente la escritora chilena sobre la idea que no fructificó. “Los dos tenemos distintas maneras de trabajar”, agrega la novelista, quien le da crédito a Gordon: “El me ayudó con la estructura del libro”.

Así, la autora se suma al auge del género, que alcanzó una renovada popularidad con el éxito la saga Millennium, de Stieg Larsson.

Los pequeños protagonistas de Ripper siempre llegan primero que la policía al lugar de los hechos. “La policía tiene que seguir un protocolo y los niños no”, dice su autora.

Isabel Allende se lanzó a explorar el género sin ser una experta: “No soy muy lectora de novelas policiales”. Para lograr detallar todo tipo de muertes con credibilidad asistió a conferencias de escritores del género. “Aprendí cómo asesinar sin que te pillen, cómo descuartizar a alguien. Fue entretenido. Tuve clases con un profesor de medicina forense y me ayudó muchísimo”, cuenta. A la luz de sus lecciones, Ripper “tiene todas las claves de un thriller”, dice la autora .

Con El juego de Ripper, Isabel Allende se aleja de sus personajes más tradicionales y de la historia de su propia familia para construir un thriller tradicional en el que, como es tradicional en su estilo, es capaz de construir protagonistas detallados y con una gran fuerza

Ripper, inspirado en su nieta y sus amigos jugando rol, es lo único más cercano a su vida. “No hay material de mi biografía ni aparecen personajes de mis libros anteriores”, señala Allende, quien se prometió no involucrar más a su familia en sus obras. Lo hizo en Paula (1994), donde narra su vida y la de sus orígenes mientras acompaña a su hija en estado de coma. Tras su muerte, las escenas del duelo abren su libro “La suma de los días” (2007), que da pie al relato de su conflicto matrimonial y cómo lidió con la drogadicción de los hijos de su marido. “Mis últimos libros han sido sobre mi familia. Ya no tengo derecho a usar las vidas ajenas”.