William Seward Burroughs (San Luis, 1914 – Kansas, 1997) Ensayista, crítico social, escritor experimental y novelista estadounidense. Su prosa experimental tiene una importante carga autobiográfica, y en ella se plasma su adicción a diversas sustancias, como la heroína. La experimentación, el surrealismo y la sátira constituyen, además, algunos de los elementos más destacados de sus novelas. Burroughs es identificado generalmente como miembro del movimiento beatnik de finales de la década de 1950, de la literatura underground del decenio siguiente y considerado padrino y gurú de la generación rock punk de los años posteriores.
Miembro rebelde de una familia adinerada, su abuelo inventó una máquina de sumar y fundó la Burroughs Adding Machines, que posteriormente se llamó Burroughs Corporation y luego se fusionó para convertirse en Unisys Corporation. Dotado de un privilegiado intelecto, Burroughs estudia en varias escuelas privadas del Sur y del Oeste norteamericano antes de matricularse en Harvard, donde en 1936 se gradúa en Literatura Inglesa. Siguen años de estudios de Medicina en Viena, y de Antropología en Harvard. Recién graduado Burroughs se mantiene dedicándose a los más diversos oficios, entre ellos el de bartender y exterminador de plagas. A los 25 años se cercena la última falange del meñique y posteriormente le dice al psiquiatra que es «parte de una ceremonia de iniciación de una tribu indígena»
Ya desde los primeros años de la juventud descubre sus inclinaciones homosexuales y comienza a fascinarse por las armas de fuego. Burroughs realizó un viaje por Europa en el que dio rienda suelta a su bisexualidad y contrajo su primer matrimonio, que apenas duró un año, antes de volver a los Estados Unidos.
Sus primeros intentos literarios se remontan a 1938, cuando escribe a cuatro manos con un amigo una novela policíaca al estilo de Hammett y Chandler. Durante la guerra Burroughs conoce de cerca los bajos fondos de Nueva York y empieza a experimentar con toda clase de drogas. En 1944 entra en contacto con Jack Kerouac y Allen Ginsberg (del que se cree fue amante), el escritor y el poeta más famosos de la que, una década después, sería conocida como Beat Generation, un grupo de intelectuales y artistas estadounidenses que dieron forma a la cultura tras la Segunda Guerra Mundial.
Kerouac convence a Burroughs para que vuelva a escribir. Y significativamente Burroughs inicia con Kerouac una novela negra, pero, también ahora, la tentativa fracasa. En la inmediata posguerra, el descenso de Burroughs a los infiernos de la droga se hace imparable, a pesar de los esporádicos intentos del escritor de liberarse de ella.
Estuvo casado con Joan Vollmer Adams Burroughs con la que tuvo un hijo, una mujer de libre espíritu y adicta a las anfetaminas; con ella desarrollan una profunda adicción a la morfina que les llevará a problemas con la ley por tráfico de drogas y por cultivar marihuana en un rancho de su propiedad en Texas. En una de sus huidas de la justicia americana a México, bajo los efectos de la droga y el alcohol y ante un grupo de amigos, la pareja decidió imitar uno de los pasajes míticos de la literatura, y William acabó con la vida de ella al tratar de romper un vaso de ginebra sobre su cabeza de un disparo, simulando la manzana y la ballesta de Guillermo Tell. Una rutina que frecuentemente practicaban y en la que Burroughs era un experto, pero que falló en esta ocasión.
El poder económico de su familia logró evitar la cárcel en el proceso judicial en México, pero esta muerte lo atormentaría durante toda su vida y marcaría un antes y un después en la obra literaria del autor tal y como explica en el prologo de su obra Queer, donde atribuye la tragedia a la posesión de el «Ugly Spirit» (espíritu maligno) y del cual lucha durante el resto de su vida por liberarse. Para Burroughs, escribir es la única manera de liberarse del Ugly Spirit frecuentemente referido como CONTROL, y caracterizado por las fuerzas oscuras que arruinan nuestras vidas a través del miedo, la adicción, la violencia y la muerte. El no define estas fuerzas detalladamente, pero las describe vivamente en varios contextos; político, social, sexual, médico, psicológico y espiritual. Burroughs localiza el Ugly Spirit en los esquemas manipuladores del ego de la cultura occidental, en las prácticas de explotación del sistema capitalista y en la opresión por el gobierno y los sistemas legales. Para el sus problemas personales y la bala que mató a Joan son simplemente manifestaciones localizadas de este espíritu que como una plaga controla todo el mundo.
Su primera novela es Yonqui (1953), publicada bajo el seudónimo de William Lee, autobiografía de tono todavía realista de un toxicómano.
Envuelto en drogas y en problemas personales, Burroughs viaja a Tánger, donde prepara la que sería su novela más famosa El almuerzo desnudo (1959), publicada en Estados Unidos tras un proceso judicial al ser considerada obscena y pornográfica, en la que gobierno perdió el caso. Esta novela le valió un sitio de honor dentro de la contracultura norteamericana, mientras Burroughs abandonaba las nieblas decadentes de Tánger y viajaba a París y Londres, donde fue incapaz de mantenerse alejado de las drogas y las autoridades.
La obra de Burroughs fue muy criticada y aun atacada –censurada además– por su exposición sin tapujos del sexo, el alcoholismo y la drogadicción. En una entrevista que le hiciera para la BBC de Londres en 1964 con motivo de la prohibición de sus libros. “El virus del poder –dijo– se manifiesta a sí mismo de muchas maneras. En la construcción de armas nucleares, en prácticamente todos los sistemas existentes que procuran anular la libertad interior, es decir, controlarla. Se manifiesta en la extrema sordidez de la vida diaria en los países occidentales. Se manifiesta en la fealdad y la vulgaridad que vemos en las personas y se manifiesta, por supuesto, en las enfermedades causadas por el virus. Por otra parte, los que resisten están en todas partes, pertenecen a todas las razas y naciones. El que resiste puede ser definido simplemente como un individuo que tiene conciencia del enemigo, de sus métodos operativos, y que está empeñado activamente en combatir a ese enemigo.”
A partir de 1971 cuando retorna de Europa a Nueva York, es recibido como una celebridad clandestina (underground). Sus lecturas son concurridas en el mundo de la escena punk de la ciudad y acompañadas de músicos de este movimiento y en sus novelas aparecen nuevos temas y técnicas narrativas. Su interés pasa de la droga a la problemática sexual. En 1985 editó finalmente Queer, obra que, a pesar de haber sido escrita treinta años antes, el autor no había querido dar a la imprenta, debido a la abierta descripción del deseo homosexual que expone en ella.
Su obra es una sátira violenta contra el autoritarismo y una parodia de los amantes y ocupantes del poder. En sus escritos se entrecruzan sueños, fragmentos de relatos en borrador, citas propias y de otros autores, frases de periódicos y revistas, versos de viejas canciones, ideas que aparecen al correr del pensamiento, párrafos de cartas a los amigos carentes de todo contexto personal. Es la técnica del “cut-up” –“cut and paste”, en lenguaje cibernético– o del collage.
Desde finales de los ochenta hasta su muerte en 1997, Burroughs publicó una enorme cantidad de novelas pero, sobretodo dedicó sus esfuerzos a la pintura, la música y el cine, grabando infinidad de discos con gente como David Bowie , Frank Zappa , Tom Waits , New Order , The Jesús & Mary Chain , Henry Rollins , Blondie y un interminable etcétera. Sus cuadros han sido utilizados como portadas de discos de Sonic Youth y su presencia ha sido requerida hasta para el spot publicitario de una multinacional de zapatillas deportivas. Ha protagonizado diversos cortos y prestado sus guiones para otros tantos (muchos de ellos de la animación más innovadora que se ha hecho en los noventa), así como numerosas películas. En definitiva, al final de su vida, el escritor maldito se convirtió en una especie de icono mediático de referencia para los hijos del punk y la nueva escena electrónica experimental, convirtiéndose en uno de los personajes con más presencia en la red.
En los últimos años de su vida Burroughs se desvincula de la vida urbana y abandona su «Bunker», la famosa residencia de Bowery en Nueva York para retirarse a Lawrence en Texas, donde comienza a practicar «caos mágico». Allí escribe la novela visionaria, The Western Lands, que lo reconcilia con la muerte profundizando la mitología egipcia de la vida después de la muerte. También pinta una serie de cuadros llamados «pinturas de disparos» que creó básicamente disparándole a latas de pintura puestas al frente de un lienzo. No se necesita ser sicólogo para entender la intención de reclamar artísticamente ese episodio de su vida que le atormentaba.
En 1992 con el deseo de exorcisar de una vez por todas el «Ugly Spirit» junto a Allen Ginsberg y un grupo de amigos viajan a St. Louis y siguiendo un rito indígena norteamericano, entran a una cueva, donde pasan horas orando y cantando alrededor de una hoguera. La ceremonia además requiere poner trozos de carbón ardiente en la boca para tragar los espíritus malignos. Burroughs dijo que funcionó y que pudo liberarse del remordimiento y el rencor que había consumido su vida y lograr el estado que llamó «bendito estado de bienaventuranza«, aunque en el fondo entendió que el amor era en realidad la cura para su dolor.
Citas
el amor “es mayormente un fraude, una mescolanza de sexo y sentimentalismo que ha sido sistemáticamente vulgarizada y degradada por el virus del poder”.
«Después de echar un vistazo a este planeta, un visitante de otro mundo diría: quiero ver al manager.»
«El sueño americano es precisamente un intento de borrar el sueño de existencia. El sueño ocurre espontáneamente y, por tanto, es peligroso para un sistema de control creado por la falta de soñadores»
«La mejor forma de matar una nación o espíritu es matar sus sueños, en la forma como los blancos están tratando a los indios: matando sus sueños, su magia, sus espíritus familiares»
Un Poema
Oración para Acción de Gracias
28 de noviember de 1986. Día de acción de gracias.
Gracias por todo un continente que hemos asesinado y hemos envenenado.
Gracias a los indios que nos proporcionan algo de peligro y de reto.
Gracias por las grandes manadas de bisontes, por matarlos, sacarles la piel y dejar que se pudra.
Gracias por los trofeos de lobos y coyotes.
Gracias por el sueño americano, por divulgar y falsificar hasta que el fraude salga a la luz.
Gracias por el Ku Kux Klan, por los policías que matan negros y se los apuntan en su cuenta, por las mujeres piadosas y decentes con sus caras mezquinas cansadas, amargadas y perversas.
Gracias por las pegatinas que pongan -Matar un maricón en nombre de Cristo-.
Gracias por el sida de laboratorio.
Gracias por la prohibición y la guerra contra la droga.
Gracias por un país donde a nadie se le permite hacer lo que quiere.
Gracias por una nación de chivatos.
Oh sí gracias por todos los recuerdos, va enséñame los brazos, siempre has sido un estorbo y siempre has sido un pesado.
Gracias por haber traicionado de esta forma el último y más importante de los sueños humanos.»
A Thanksgiving Prayer
In hope he is still alive
Thanksgiving Day, November 28, 1986
thanks for a Continent to despoil and poison —
thanks for Indians to provide a modicum of challenge and danger —
thanks for vast herds of bison to kill and skin, leaving the carcass to rot —
thanks for bounties on wolves and coyotes —
thanks for the AMERICAN DREAM to vulgarize and falsify until the bare lies shine through —
thanks for the KKK, for nigger-killing lawmen feeling their notches, for decent church-going women with their mean, pinched, bitter, evil faces —
thanks for «Kill a Queer for Christ» stickers —
thanks for laboratory AIDS —
thanks for Prohibition and the War Against Drugs —
thanks for a country where nobody is allowed to mind his own business —
thanks for a nation of finks — yes, thanks for all the memories… all right, let’s see your arms… you always were a headache and you always were a bore —
thanks for the last and greatest betrayal of the last and greatest of human dreams.
Extractos
«Me encargan que contrate los servicios del doctor Benway para Islam S.A.
El doctor Benway ha sido llamado como consejero de la República de Libertonia, un lugar dedicado al amor libre y los baños continuos. Sus ciudadanos son equilibrados, conscientes, honrados, tolerantes y, por encima de todo, limpios. Pero el hecho de acudir a Benway indica que no todo anda bien tras esa higiénica fachada: Benway es un manipulador y coordinador de sistemas simbólicos, un experto en todos los grados de interrogación, lavados de cerebro y control. No había vuelto a ver a Benway desde su precipitada marcha de Anexia, donde estaba a cargo de la D.T.: Desmoralización Total. Su primera medida fue suprimir los campos de concentración, las detenciones en masa y, excepto en algunas circunstancias especiales y limitadas, la tortura.
– Aborrezco la brutalidad – dijo -. No es eficaz. Y además los malos tratos prolongados, sin llegar a la violencia física, causan, si se aplican adecuadamente, angustia y un especial sentimiento de culpa. Han de tenerse bien presentes unas cuantas normas o, mejor, ideas directrices. El sujeto no debe darse cuenta de que los malos tratos son un ataque deliberado contra su identidad por parte de un enemigo anti-humano. Debe hacérsele sentir que cualquier trato que reciba lo tiene bien merecido porque hay algo (nunca preciso) horrible en él que le hace culpable. Los adictos al control tienen que cubrir su necesidad desnuda con la decencia de una burocracia arbitraria e intrincada, de manera tal que el sujeto no pueda establecer contacto directo con su enemigo.
Todos los ciudadanos de Anexia fueron obligados a solicitar y llevar siempre encima una carpeta entera de documentos. Los ciudadanos podían ser interpelados por la calle en cualquier momento; y el Examinador, que podía ir vestido de calle o con diversos uniformes, con frecuencia en traje de baño o en pijama, otras veces desnudo completamente a no ser una insignia colgada del pezón izquierdo, después de comprobar todos los papeles, los sellaba. En la siguiente inspección, el ciudadano tenía que enseñar los sellos correspondientes a la última inspección. Si el Examinador detenía a un grupo numeroso se limitaba a comprobar y sellar los documentos de unos pocos. A partir de entonces los otros podían ser detenidos por no tener los papeles con los sellos correctos. La detención tenía carácter provisional, es decir, que el prisionero sería puesto en libertad cuando el Arbitro Adjunto de Explicaciones aprobase su Atestado de Explicaciones, debidamente firmado y sellado, si lo aprobaba. Dado que este funcionario rara vez aparecía por su despacho y el Atestado de Explicaciones tenía que presentarse personalmente, los explicadores se pasaban semanas y meses enteros esperando en oficinas heladas, sin sillas ni servicios higiénicos.
Los documentos se rellenaban con tinta volátil, se volvían papeletas de empeño caducadas. Constantemente se necesitaban nuevos documentos. Los ciudadanos corrían de una oficina a otra en un frenético intento de cumplir plazos imposibles.
Se hicieron desaparecer todos los bancos de plazas y parques, fueron desecadas las fuentes, destruidos flores y árboles. En el tejado de las casas de apartamentos (todos vivían en apartamentos), sonaban cada cuarto de hora una sirenas tremendas. A menudo las vibraciones arrojaban a la gente de la cama. Grandes reflectores barrían la ciudad toda la noche (estaba rigurosamente prohibido usar persianas, cortinas, contraventanas o postigos).
Nadie miraba a nadie por miedo a las estrictas leyes que castigaban todo intento de molestar a otro, con o sin palabras, con cualquier propósito, sexual o no sexual. Cafés y bares estaban cerrados. Se necesitaba un permiso especial para comprar bebidas alcohólicas, y el licor así obtenido no podía ser vendido, regalado ni transferido a ninguna otra persona, y la presencia de cualquier otro en la habitación se consideraba prueba concluyente de tentativa de transferir alcohol.
Nadie estaba autorizado a cerrar la puerta con cerrojo, y la policía tenía llaves maestras de todas las habitaciones de la ciudad. Acompañados por un mentalista, irrumpían en las casas y se ponían «a buscarlo».
El mentalista los guía hacia lo que el individuo desea ocultar: un tubo de vaselina, una lavativa, un pañuelo con una corrida, un arma, bebidas de contrabando. Y siempre someten al sospechoso al registro más humillante para su persona, desnudándole y haciendo toda clase de comentarios burlones y despectivos sobre su cuerpo.»
—De Almuerzo Desnudo