En el presente libro, Letra, Harold escribe reflexiones sobre el mundo que lo circunda. No sé si son piezas autónomas, en el sentido, que después volverá canciones. No, ellas están ahí, a la espera de que su autor las modele para que la música sea aquella que sólo habitan las palabras, sus palabras.
Son poemas breves con todo el peso especifico donde Harold reflexiona sobre ese Medellín vuelto trizas y masacrado interiormente por los fenómenos económicos y esa ruina moral que apareja, pero también aquí hay un Harold muy personal, aquel que no deja pasar de lado la vida cotidiana que lo subsume y lo obliga a reflexionar tal vez en una mañana de silencio o en la en la voracidad de la noche
Letra es el segundo paso, la otra puerta que Harold nos abre hacia su mundo. Es conocerlo más de cerca, es saber que su pulso creativo está fresco, y digno para enfrentar ese lento proceso de la creación y de saber que su presencia es grata.
Un libro de poemas es un mensaje que el poeta envía para que lo celebremos con sus vivencias, el interrogante perenne del mundo que lo precisa y la fugacidad del amor que se cuela y se le desprende con ese animo sin concesiones.
Crítico e irreverente, pero con la ternura digna de un poeta, Harold es férreo en su creación, pero al mismo tiempo aborda lo cercano con la premura de lo que no quiere se que diluya en las cenizas de la indiferencia que tanto nos permea.
Letra no es una vanidad sino su presencia, de saber que está ahí a nuestro lado, tan insospechable, con su talento, con su ademán de la amistad; aquella que no se enturbia, que es presencia y caminadas alrededor de las mismas cuadras del barrio Estadio donde tantos sueños hemos realizado antes que las cenizas del oprobio calcinen las bellas utopías. Ah, dije utopías.
Por Víctor Bustamante publicado en Neonadaísmo2011
Pasa el agua por el rio
Nunca es la misma palabra
Nunca es el mismo asesino asediando
Pululan las putas de la muerte
En este cementerio de cobardes
Asesinando al humilde
Al que siembra la tierra
Al que da de comer al perezoso
La letra se tatúa
Cual memoria con mala tinta
Que engaña al tuerto que manda
En la parroquia del subdesarrollo
Resistencia en tiempos del hambre
Dependencia de las independencias
Mudos los súbditos
Invitaciones de guerras perdidas
Hasta aquí
Llegan los burócratas internacionales
Con sus grandes salarios
A mofarse de las bajezas del bárbaro
Sordos que bailan al son que les toquen
Bufones cómplices del régimen
Que no son ciegos pero nunca ven nada
Suena la música falta la letra
Que cuente los momentos
En que nos traiciona
La conciencia colectiva
Del consumo de lo inútil
De la escoba que empuja bajo los tapetes
La mierda ensangrentada del jinete veloz
Que con su espada a guillotina
Los sumisos presos
Que se engordan con cinismo
Del erario público
Posando de salvadores de la patria
Oh! Señores de la guerra
Doctor muerte sigues taconeando
En el baile de las miserias
Con tus embajadores
Y funcionarios de despacho
Letra con sangre entra
La palabra contada también puede cantarse
Letra con sangre entra.
John Jairo Dávila además de poesía es compositor e intérprete de sus canciones. Dávila ha sido condecorado recientemente por el Honorable Concejo de la Ciudad de Medellin con la medalla Juan del Corral Categoría Oro, por su obra artistica, aporte, y compromiso en la construcción de ciudadanía a partir de valorar con arte la cotidianidad y convertirla en cantos que enriquecen el cancionero colombiano.
Calificado como un heredero de Pablus Gallinazus –uno de los escritores más relevantes de Colombia– porque al igual que el, ha transitado por los caminos irredentos de la poesía, ha enfocado su vena artística en la canción social y ha participado en proyectos de paz. Es por ello, considerado uno de los pilares del neonadaísmo en Medellín.
httpv://youtu.be/muXm4q8BuKA