Muchos autores han buscado su inspiración en el alcohol pero pocos han logrado retratar las miserias y desdichas del licor con el lirismo y la intensidad de Malcolm Lowry, para quien la literatura se convirtió en el reflejo de su propia existencia.
Nació en 1909 en Liverpool. Aunque la historia de la literatura canadiense le considera un autor propio, no sin motivos ya que el mismo Lowry acabó adquiriendo aquella nacionalidad, el escritor vio la luz por primera vez en Birkenhead (Inglaterra) el 21 de julio de 1909. El cuarto hijo de Evelyn Boden y Arthur Lowry, hombre de negocios, se educó en colegio Leys de Cambridge. Su casa era una propiedad de 5 acres con canchas de tenis, un pequeño campo de golf, criada, cocinera y niñera. Su padre esperaba que se matriculara en Cambridge y continuara con los negocios familiares, pero al terminar su bachillerato convenció a su familia de su deseo de aventuras y de que lo dejaran trabajar como ayudante de un barco.
Su padre en un exceso de buena voluntad le llevó en su lujosa limusina al puerto, procurándole así, sin proponérselo, la animadversión del resto de la tripulación– en un carguero que salió de Liverpool en 1927 con rumbo a Extremo Oriente. Fruto de aquella singladura, que tras cruzar el Canal de Suez le llevaría a Shanghai, Hong Kong, Yokohama, Singapur y Vladivostock, nacería ‘Ultramarina’, primera novela de Lowry, publicada en 1933.
A su retorno en 1229 y para aplacar a su familia, se matriculó en la Universidad de Cambridge, asistiendo poco pero logrando excelencia académica en literatura y obteniendo un grado con honores en Inglés.
Después de Cambridge, Lowry vivió brevemente en Londres, donde conoció a Dylan Thomas, entre otros. Luego se mudó a Francia, donde se casó con su primera esposa, la ex estrella de Hollywood Jan Gabrial en 1934. Esta fue una unión turbulenta debido a la afición al alcohol de Lowry y a los celos de su esposa por la atracción que Lowry ejercía sobre los homosexuales. Después de una ruptura, Lowry la siguió a Nueva York (donde él ingresó al Hospital Bellevue en 1936 debido al alcohol) y luego a Hollywood, donde comenzó a escribir guiones para la pantalla.
La pareja se mudó después al Hotel Casino de la Selva en Cuernavaca, México, a finales de 1936, en un intento final de salvar su matrimonio, pero aunque Lowry entró en una productiva época literaria, continuó con su afición a la bebida. Su esposa lo abandonó por otro hombre y a finales de 1937 Lowry se quedó solo en Oaxaca y entró en otro oscuro período de exceso alcohólico que culminó con su deportación de México.
En 1939 se mudó a Canadá y el siguiente año casó con Margerie Bonner, una actriz y escritora. La pareja vivió y escribió en una cabaña en la playa cercana a Dollarton en la Columbia Británica. Aunque la pareja viajó a Europa, Estados Unidos y el Caribe, y Lowry continuó bebiendo en demasía, este parece ser un período relativamente tranquilo y productivo. Duró hasta 1954, cuando comenzó un nuevo periodo nómada, viajando a Nueva York, Londres y otros lugares. Lowry murió el 26 de junio de 1957 en la villa de Ripe, Sussex del Este, donde estaba viviendo con su esposa, por la ingestión de alcohol y posiblemente una sobredosis de antidepresivos.
Lowry publicó poco durante su vida, en comparación con la extensa colección de manuscritos inconclusos que dejó. Además de su afán por la autodestrucción hay que sumar una increíble mala suerte, que jalona su biografía de desgracias tan grotescas como las distintas perdidas de sus manuscritos –el de la novela inédita ‘En lastre hacia el Mar Blanco’ ardió durante un incendio de su casa en 1944, ‘Bajo el volcán’ hubo de ser reescrita varias veces por semejantes motivos. Bajo el volcán, es ahora reconocida ampliamente no solo como su única obra maestra sino como una de las grandes obras del siglo XX. Ejemplifica el método de Lowry como escritor, que involucraba esbozar sobre material autobiográfico e imbuirlo con capas complejas de simbolismo. ‘Bajo el volcán’, que condensa en sus capítulos una buena parte de los hallazgos de la novelística del siglo XX, es también un texto pródigo en técnicas cinematográficas.
Bajo el volcán dibuja una serie de relaciones complejas y destructivas. El alcohólico protagonista, Geoffrey Firmin, trasunto de Malcolm Lowry, es el excónsul británico en Cuernavaca. La novela está ambientada en Cuernavaca y ubica la trama en el año en que Cárdenas nacionalizó el petróleo de las compañías británicas y estadunidenses, en 1938. Narra un descenso a los infiernos el Día de todos los muertos de 1938, mientras el excónsul se emborracha de mezcal. La novela jamás hubiese sobrevivido al delirio autodestructivo del autor si no llega a ser por el editor Albert Erskine, amigo leal que creyó como nadie en su talento.
Poemas y el alcohol
RACIÓN PARA BORRACHOS
Dios da bebida a esos borrachos que se despiertan al amanecer
Farfullando sobre las rodillas de Belcebú, totalmente destrozados,
Cuando una vez más espían a través de las ventanas
Acechando, el terrible puente cortado del día.
ABRIDOR DE OJOS
Cuán semejante a un hombre, es el Hombre, que se levanta tarde
Y contempla los platos sucios de la cena
Y contempla las botellas, vacías también.
Todo ello tragado durante el sordo «¿Cómo estás?» sin fin de la noche anterior
-Aunque un vaso contiene todavía un refresco espantoso-
Cuán semejante al Hombre es este hombre y su destino,
Aún borracho y tropezando entre los árboles amarillentos
Va a desayunar ron picado, sardinas y guisantes.
SIN COMPAÑÍA EXCEPTO EL MIEDO
Cómo empezó todo esto y por qué estoy aquí
en esta barra arqueada con la pintura marrón descascarillada,
papegaai, mescal, hennessy, cerveza,
dos viscosas escupideras, sin compañía excepto el miedo:
miedo de la luz, de la primavera, del lamento
de aves y autobuses volando a sitios lejanos,
y de los estudiantes yendo a las carreras,
de chicas brincando con el aire en sus rostros,
pero sin compañía excepto el miedo,
miedo de la fuente volando: y todas las flores
que conocen el sol son mis enemigos,
¿estas, muertas, horas?
SIN TIEMPO DE PARARSE A PENSAR
La única esperanza es el próximo trago.
Si te apetece puedes dar un paseo.
Sin tiempo de pararse a pensar,
La única esperanza es el próximo trago.
Inútil titubear en el límite,
Peor que inútil todo este hablar.
La única esperanza es el próximo trago.
Si te apetece, puedes dar un paseo.
CONSUELO
No eres el primero que tiene el tembleque,
el vértigo, el horror; que lleva chanclos escarlata,
ni tampoco la puta invencible
perseguida por ojos como redes de pescar. Inclinándose,
duele el rostro de hierro con ojos de ágata, y despierta
el ángel de la guarda, ve el pasado
como un Partenón de posibilidades…
No eres el primero al que se coge en mentira
ni del que se dice que está muriendo.
SIN EL DRAGÓN NOCTURNO
Ideas de libertad están atadas a la bebida.
Nuestro ideal de vida contiene una taberna
Donde un hombre puede sentarse y hablar o sólo pensar,
Sin ningún miedo al dragón nocturno;
O bien otra taberna donde no aparecen
Letreros de No se Fía ni de No hay crédito
Y, dejando aparte las ilimitadas cervezas,
Nos sentamos tranquilamente borrachos y locos a editar
Panfletos de un país realmente mejor donde un hombre
Puede beber un vino más delicado, ¡Ah!, no destilado
Que intoxica sutilmente sin dolor,
Tejiendo la visión de una taberna inasimilable
Donde siempre podemos beber sin pagar
Con la puerta abierta, y el viento soplando.
LOS BORRACHOS
El ruido de la muerte aquí en este bar desolado,
Donde la tranquilidad se sienta encorvada sobre su oración
Y la música sirve de concha al sueño del amante,
Pero cuando ninguna moneda introduce esta dura desesperación
Hasta aquí, el más solitario de los hogares
Y de todos los destinos el más solitario además,
Cuando ninguna música eléctrica rompe el batir
De corazones doblemente rotos pero ahora reunidos
Por el cirujano de paz en la astilla del desastre,
Penetra más profundamente que lo hicieran las trompetas
El movimiento de la mente dentro de ese entramado
Donde el desórdenes son simples como la tumba
Y la araña de la vida se asienta, duerme.
(De Las cantinas)
TRAS LA PUBLICACIÓN DE «BAJO EL VOLCÁN»
El éxito es como un terrible desastre
Peor que tu casa ardiendo, los ruidos del derribo
Cuando las vigas caen cada vez más deprisa
Mientras tú sigues allí, testigo desesperado de tu condenación.
La fama como un borracho consume la casa del alma
Revelando que sólo has trabajado para eso-
¡Ah!, si yo no hubiese sufrido su traidor beso
Y hubiese permanecido en la oscuridad para siempre, hundido y fracasado.
EPITAFIO
Malcolm Lowry
Difunto de Bowery
Su prosa era florida
Y a veces reñía
Vivió, de noche, bebió, de día,
Y murió Tocando el ukelele.
(de El comediante)